Psy aparece en un escenario que recrea una jornada playera, escena de arena y tumbona que busca conectar con la que aparece en el videoclip de la canción “Gangnam Style”. El showman coreano se sale de plano para llevarnos en un extraño paseo hasta el lugar donde se sucederá el grueso de su actuación, uno de los escenarios interiores habilitados para los MTV EMA. Por el camino se para ante un retrete de obra en el que, al abrirlo, el televidente se topa con David Hasselhoff sentado, vestido en una suerte de hortera indumentaria con dejes de punta en blanco, y leyendo una revista. Mira a Psy, pone cara de entre alelado y molón, y se marca ese traqueteo absurdo del paso del jinete, el llanero solitario o “ese caballo que viene de Bonansarrrr”. Este rapero disfuncional, este chiste musical, llega a su show en la entrega de premios con aires de “Jacko” Jackson, del inolvidable Michael. Pero, nada de eso hay, aunque los gritos lleguen en auténticas andanadas.
«Soy de esa clase de tipo que prefiere moldear ideas en vez de músculo», asegura Psy en una de las estrofas de su sencillo de fama y gloria –¿calidad?, permíteme que lo dude–. Park Jae-Sang, Psy para la industria discográfica, tiene treinta y cuatro años, estudió música tanto en la Universidad de Boston como en la Escuela de Música Berklee, además de llevar editando discos desde 2001 (seis en total, si cuento el que ha publicado este 2012). Con todo esto en sus alforjas, con tamaño bagaje, su gran aportación al mundo de la música la hace a golpe de “La Macarena 2” –o “Gangman Style”, que para el caso es lo mismo–. Una pieza que pareciese un refrito del “Get Ready For This” de los eurodance 2 Unlimited, una canción la de Psy que es todo un fenómeno de “masas” –con lo aborregadas que suelen mostrarse ciertas masas adscribiéndose a este tipo de locuras musicales colectivas–.
En “Gangman Style” –“topegama estail”, o como prefiera llamarlo y gritarlo el oyente más cafre y desinhibido– Psy habla de «una chica que está bien vestida pero que, aun así, es más sexy que una chica desnuda», como buscando la situación que clave el alfiler en las antípodas de los topicazos sexuales y de folleteo del hip hop yanqui más neandertal, de la triste y plastificada escena bling bling de diamantes en todo lo alto, la que olvidó hace años el carácter reivindicativo y social del rap primigenio. Pero Park Jae-Sang se mueve más que los precios mientras hace el niño trotón y entona afirmaciones lapidarias dignas de Quevedo: «Soy de esa clase de tipo que toma su café de un sorbo, incluso cuando aún está caliente», feliz cual perdiz sabiendo que su monedero no pasará hambre ni tendrá la mandíbula vacía en el próximo 2013; entre tanto, a lo largo y ancho de la Tierra hay gente –centenares de personas, seguramente miles– que pierde su tiempo en tributar a Psy por medio de flashmobs en los que reinterpretar o directamente calcar los pasos de su nuevo ídolo.
¿Pruebas? Día 15 de septiembre en la Plaza Cataluña barcelonesa; día 5 de noviembre en el parisino Trocadéro –con la asistencia del propio cantante y sus adláteres danzarines–; día 10 de noviembre en la romana Piazza del Popolo. Y estas son solamente tres de las citas, pues los seguidores del movimiento parido con esta tonadilla intrascendente han dado sus muestras callejeras de aprobación desde Alemania a la mismísima Jakarta. ¿Qué queda ahora? ¿Qué necesitan los EMA para 2013? La reunión definitiva: Los Del Río, Michael Telo y Psy marcándose, todos a una, un remix de aquella sintonía de La Vuelta Al Mundo De Willy Fog que cantasen nuestros patrios Mocedades. Razón tenía, y de sobra, el bueno de Stanley Kramer dando cual título de su película de 1963 aquella frase tan idónea para este “suceso”: El mundo está loco, loco, loco.
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