lunes, 13 de agosto de 2012

Comentaristas olímpicos, música y... ¡a jugar!



Ahora que ya han pasado los Juegos Olímpicos 2012, ahora que ya se pueden adquirir las dos ediciones dobles con la música de la dupla de galas (apertura y cierre), es hora de hablar de cómo transcurrieron ambos actos y de cómo fueron presentados al público español desde la Primera de TVE. Haré un pequeño repaso para los más despistados.

Isles Of Wonder es el nombre que lleva la ceremonia de la que se ocupó el cineasta Danny Boyle. En ella, además de montar un genial y abracadabrante pitote morrocotudo que bien podría competir con cualquier producción megalómana de Samuel Bronston, incluyó una selección de piezas musicales –extractos, para ser más exactos... menos en contadas ocasiones en las que se dejaron correr los minutos de las tonadas– que para él significaban la evolución e historia de la música británica en todo su esplendor. Más allá de que se pueda considerar a Boyle un auténtico melómano, lo cierto es que se echaron a faltar nombres incuestionables, insustituibles, listándose otros que no venían a cuento –de 1964 Danny rescata el éxito de bubblegum con pinceladitas skatalíticas “My Boy Lollipop” de la pipiola jamaicana Millie Small en lugar, por ejemplo, de “For Your Love”, uno de los grandes sencillos de The Yardbirds (titanes del british sound) puesto a la venta un año después–. En fin, algo similar pasó con el evento de despedida, A Symphony Of British Music, que en ocasiones, por cubrir todas las décadas, no se supieron medir los valores y las importancias de unos y otros –Emeli Sandé hasta en la sopa en una y otra ocasión (por muy buena voz que tenga); los adolescentes de One Direction, todavía demostrando que están más verdes que una judía, ocupando minutos sin razón, etcétera–.



Sí, sin duda debe ser difícil escoger cuando hay un tiempo al que ceñirse, pero todavía hoy me extraño de las ausencias y de las elecciones no realizadas. De las primeras, cuando se invita a la representación Beatle superviviente, sólo aparece en persona Paul y no Ringo; al igual que de la Electric Light Orchestra se pincha “Mr. Blue Sky” sin que ninguno de los componentes reconocibles del combo (Jeff Lynne, Bev Bevan o Mik Kamiski, aunque ahora cada uno esté a sus asuntos) aparezca para, al menos, ocuparse de escenificar el playback. Y en cuanto a los olvidados, lo mismo me equivoco o entre tan rápido medley se me pasaron, pero ni Cream ni Deep Purple, Status Quo, Judas Priest, Iron Maiden, The Hollies, Black Sabbath, The Specials, UFO, Uriah Heep, por citar diez, tuvieron al menos sus segundos de tributo. Por no hablar de toda la escuela del rock progresivo inglés, que parecía resumirse en Mike Oldfield y Pink Floyd. En fin, no me sorprenderá comprobar la manera en la que las arenas del tiempo se comen en menos de un decenio a Jessie J. –cantante a la que se le dedicó mucho más de lo merecido, ya fuese siguiendo su onda o en la versión de los Bee Gees que le tocó interpretar– mientras que en cualquier enciclopedia musical que se precie de serlo se seguirá catalogando a Ritchie Blackmore (Deep Purple, Rainbow, Blackmore’s Night) en el año 2152 como a uno de los compositores y guitarristas de mayor calado e importancia de la historia de la música mundial; sí, ese músico, entre tantos otros capitales, del que se olvidaron en los Juegos Olímpicos.



Pero yo venía a hablar de lo de aquí, y eso no es otra cosa que la retransmisión planteada por esta tele mía, esta tele nuestra. Creo que hay una norma no escrita en TVE sobre la emisión de cualquier espectáculo musical en directo: no importa lo que diga el locutor de la casa, pero que no se le ocurra dejar de hablar sobre las imágenes; ese soniquete al que llaman música no tiene la menor importancia. Así se demostró en gran parte de ambas ceremonias, espacios en los que los corresponsales españoles se hacen los chistosos con chascarrillos vacíos; al igual que los inteligentes, los Sénecas, describiendo lo obvio, lo comprensible hasta por cualquier polluelo de parvulario. A esas hemerotecas del saber deportivo, del conocimiento pretérito de goles, faltas, tirabuzones acuáticos, metros recorridos en tantos o cuantos segundos, relevos frustrados y demás variaciones de la charada olímpica, se les pone a cubrir unos eventos en los que la música es reina absoluta... y lo malo es que no se les hace cerrar la boca. Con que se hubiese puesto un cartel a pie de pantalla para los no iniciados con el nombre del artista o grupo y el tema a interpretar, más que suficiente. Pero no, ellos no podían morderse esa lengua rebosante de incongruencias y sandeces.

Sin olvidar comportamientos de una desfachatez tal que de seguro sonrojan al amante de la música más benevolente y permisivo con estos avasallamientos: cuando el grupo Elbow se dispone a interpretar dos temas seguidos escogidos para que los deportistas participantes en los juegos tomen la pista del estadio, uno de los comentaristas aclara que, aunque la banda es muy famosa en el Reino Unido, a él no le dice nada; a partir de ese momento se pone a hablar sobre la música tratando otros temas (la diadema de tal deportista, la medallita de otro que pasaba por allí, y grandilocuencias por el estilo), lo que hace que directamente nadie se entere a qué suena Elbow pues el cazurro, el muy primate les tapa ambas interpretaciones. De juzgado de guardia, vaya.


por Sergio Guillén

2 comentarios:

  1. La verdad es que nunca se me hubiese ocurrido acercarme a un evento como las olimpiadas desde el punto de vista del melómano...pero es que tal evanto, al igual que el Rock In Rio actual, apesta por los cuatro costados.

    Y claro, si ni los ingleses están por la labor de reconocer el mérito que para su historia musical tienen Deep Purple, Pink Floyd o Black Sabbath, imaginémonos los demás países...

    Todos estos eventos para la gran masa hace tiempo que dejaron de suscitar ningún interés en mi. Claro, que podría ocurrir que debido a mi excepticismo un día de estos alguien me avise de que en el futuro entierro de la reina de Inglaterra han actuado los Sex Pistols y los Clash. Pero...no parece muy probable ¿verdad?

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  2. Bueno, como ya digo en el artículo, Pink Floyd sí sonaron... y hasta Mason salió a tocar el “Wish You Were Here” tras los parches junto con otros talentos (Mike Rutherford entre ellos... que no sé qué leches hacía interpretando un tema de los Floyd y no uno de Genesis).

    En cuanto a los Pistols y Clash, aunque no aparecieron representaciones físicas, sonaron temas de dichas bandas.

    Eso sí, te recomiendo que busques en la web de TVE (lo digo pues aún no creo que estén en Youtube) los actos de apertura y cierre de los Juegos. Lo único que vi, por cierto, pues el resto ya sabes que no me interesa lo más mínimo. Dichos actos fueron alucinantes representaciones que, además de música, parecían una ópera rock por el montaje escénico y demás (en este sentido, mejor el de inicio que el de cierre).

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